Después de lavar los platos y limpiar la cocina
recibí un mensaje en facebook de
Daniel. Me saludaba. Se generó una conversación en la que nos planteamos un encuentro rápido, entonces, me propuso ir a
tomar algo y quedarme a dormir con él. Yo no lo pensé mucho y le dije que sí. Hablé un par de boludeces con las chicas de la
casa y me puse a empacar un suéter, calzoncillos, mi cepillo y crema dental en
la mochila.
Salí de casa. Quedamos de encontrarnos en Patio
Olmos. Me demoré unos quince minutos en llegar. Lo vi desde lejos,
inmediatamente, al desembocar en la plaza donde bailan tango los domingos.
Llevaba una camisa blanca, pantalones negros,
una mochila y un par de camperas en la mano derecha. Veía ansiosamente
su reloj de pulsera y hacia varias direcciones como buscándome.