sábado, 26 de diciembre de 2015

Acerca de ser puto



En Argentina a los homosexuales nos dicen “puto”.  “Putos” si somos muchos, obvio. En este nuevo universo de palabras y significaciones en el que vivo, me es muy difícil asumir nuevas categorías, palabras, sonidos, acentos y significaciones lingüísticas. Amo este universo lingüístico nuevo, pero conscientemente me cuesta asumirlo mío. Es normal, me convenzo. Es mío espontáneamente. Transito en el español “estándar” para hacerme entender. Me comunico.  Pero la palabra “Puto” no me cuesta asumirla. Me encuentro con ella. La abrazo, aunque venga como diatriba.  Tal vez porque cada vez que me nombran puto (o nombran a otro) significa algo más que simplemente me guste “chupar pito”.  Porque, a lo mejor, significa algo más que solo me guste penetrar y ser penetrado.  Que me enamore de boludos barbudos. Que me enamore fácil. Que me gusten las palabras sucias en la cama. Que tenga sexo con extraños y conocidos.  O tal vez me guste porque solo significa eso. No pasa nada. Pero tal vez  sólo me re guste ser puto porque incomoda, porque molesta, porque causa prurito a la norma… porque simple y sencillamente cada que me llaman puto estoy siendo yo. Estoy ejerciendo mi libertad.

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