lunes, 11 de noviembre de 2013

Esa gente en la que no creo

Fotografía cortesía del blog "Cantabria en la calle"

Dudo que haya alguien que crea en un candidato a presidente o en esos enamorados que acabas de conocer y te sueltan el primer “te amo” en las tres primeras horas de haberse encontrado. Pero yo, particularmente, no creo en absolutamente ninguna (de las casi inexistentes) propuestas de líderes políticos, ni en esas fórmulas que de unidad y democracia lo único que tienen son los nombres. En esa gente no creo nada porque sospecho en ellas una voracidad por el poder, igual o peor a esas tóxicas y absurdas que ya conocemos.

Me alucina en sobremanera la facilidad con la que con esa voz del diente para fuera convencen y se echan en el saco a auténticos líderes comunitarios.  Casi que vomito el otro día mientras un par de diputados “prometían derechos” a la comunidad LGBTI y 50 representantes aplaudían creídos y alegres. En esa gente que promete tampoco creo, no sé, me dan desconfianza enorme. A Nicaragua que vengan con respuestas, con acciones, porque de promesas y mentiras como que ya estamos hartos, ¿no creen?

¿En qué otra gente no creo? No creo en la feminista que hace alianza con machistas. No creo en gente que llega al poder con mentiras (como todos claro está) y, una vez en el poder, reforman la constitución para legalizar las reglas de su juego.  No creo en esa gente que manipula y juega con nuestros sentimientos, con nuestros sueños, con nuestras ganas de conseguir un futuro mejor que el presente y nos despojan de toda conciencia cívica. Esa misma gente que pone a los partidos políticos por encima de nuestra historia y de nuestros derechos. Esa es, sin duda, la gente en la que no creo y no creeré nunca. Porque hay algo que me queda claro: ninguna fórmula partidaria pelea por el bien común.

2 comentarios:

  1. Y nosotros que esperanzas tendremos entonces. Yo me rehuso a buscar trabajo pues no quiero sentirme vendido con todo y que tal vez lo merezca y me lo haya ganado. Prefiero seguir esperando "el real" como decía mi abuelito, en mi casa, disfrutanto lo poco de alegría que tengo, pues la sociedad en la que vivimos no nos ofrece más que agresión y mentiras. A veces me dejo seducir con la isla que es mi pueblo, donde todo es tranquilo, donde no hay transporte urbano por tanto un MPESO no ha podido hacer chanchullo, donde desde 1996 ha gobernado un solo partido que incluso a mi me ha mentido, que te digo yo, hace mucho perdi la esperanza de conseguir algo mejor.

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    1. Oh Aldo, pues dicen por ahi que "hay que perder todo" menos las esperanzas.... Esas no se van fácilmente de mi. Eso sí, cambian de horizonte.

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