Fotografía de Alyssa Monks (Oil work) |
Pensemos
en esto: cuando nos regalan un amor, nos dan un infierno florido. Nos
regalan la necesidad de rasurarnos y
depilarnos todos los días: axilas, pubis y quién sabe cuántos lugares más. La obligación de compartir tu tiempo para
que siga siendo un amor—y qué amor— Nos regalan la obsesión de saber dónde está, qué está haciendo, con quién está, si
se sentirá bien… Nos regalan el miedo a perderlo.
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