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Este solía ser mi escritorio en la oficina/Fotografía by Waldir Ruiz |
Muchas empresas, organizaciones y demás
empleadores encuentran justificación a la explotación laboral en el hecho de
que uno sea joven, esté recién graduado y/o
ellos sean esos quienes se están aventurando a darte una “oportunidad”
“ayudándote” o “abriéndote un espacio” al fangoso mundo laboral. ¿Cómo vivimos
los jóvenes esta situación? Antes que nada, dejemos claro qué es una “ayuda”,
qué es una “oportunidad” y qué cosa es “tener un espacio”. Con qué criterios lo
definen ellos y bajo qué criterios lo definimos nosotros.
Vayamos por parte.
Si yo soy un profesional en determinada disciplina y ofrezco un
servicio, por el cual recibo una remuneración, es un trabajo. Si ayuda es darte
empleo, ayuda debería ser que les cobremos barato. Pensemos bien esto: nos necesitamos
como Batman necesita al Wasón, pero quién es quién. Creo que no hará falta
decirlo.
Somos jóvenes, “no tenemos experiencias” y sí
necesitamos oportunidad de trabajar; sin embargo, bajo qué condiciones se
ofrece esa oportunidad: a menudo es el salario mínimo y las jornadas laborales
extensivas. Podríamos estar hablando, incluso, de sábados o domingos. Pero como
dijo alguien por ahí “Wherever”, eso
no importara si tu trabajo te satisface,
tiene de trasfondo una lucha política y el ambiente es híper-mega-
excelente. Pero no, todo lo contrario, añadámosle abuso de poder, inequidad e
injusticia a la orden del día.
Vayamos a lo concreto. ¿Cómo sabés que estás
siendo explotado si donde trabajás están en contra de la explotación? Bueno,
déjenme decirles, por si no lo saben, existe el doble discurso que consiste en
no practicar lo que hablamos, es decir, digo algo y hago otra cosa. Ejemplos
tenemos muchos, el más común y favorito es el del gobierno. Pero hay muchos otros, como el que les acabo
de mencionar.
Partiendo de mi experiencia, podría decir que me
sumo a la lista de desencantados del sistema doble discurso que predomina en
todas las esferas. Chavalos y chavalas,
André Breton decía en su manifiesto surrealista: "Tan solo la imaginación
me permite llegar a saber lo que puedo llegar a ser” así que no temamos
abandonar esos “líderes” y “defensores” que nos protegen porque más
desprotegidos no podemos estar. Somos jóvenes y no hay nada que pueda contra
esa fuerza.