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A mí me sorprende la melancolía que me da despedir a personas que compartieron corto tiempo conmigo, bien dice una canción por ahí que el tiempo nunca es garantía de nada, ni hace ni deshace amigos. Y en este mes me ha tocado despedir a personas que me regalaron momentos de enormes alegrías, eternas sonrisas y delirantes carcajadas, por tonterías, por cotidianidad, por grandes triunfos o por una tarde en compañía.
Y con las despedidas tantas cosas que quedan
pendiente. La promesa tácita de un día volver a vernos o siquiera hacer posible
aquellas metas que un día compartimos o que nos dijimos. Tal vez intentar ser
alegre o feliz como le hubiese gustado a la otra o al otro. Y también, esa sensación de que pudieron
haber pasado más momentos alegres, divertidos, enriquecedores, pero que el
tiempo de despedirse llegó: y las
fronteras imaginarias nos separan, y las metas, y los planes, y nuestros
sueños… y… y…. y….
Sin embargo, a pesar de todos estos sentimientos
que traen las despedidas, aquí les dejo esta canción de nuestra querida JulietaVenegas quien como yo, celebra las despedidas y con ella la tristeza.
P.D: A la Lola y Andrea, se les quiere chelitas.