No te me acabes, al menos hasta que yo termine

Fotografía de Chantalle (tomada del fanpage del blog: Fat Mum Slim)

Frase que me repito una que otra vez antes de un inevitable bache que pondrá fin a algo que me gusta tanto. Mi mamá es una ferviente idealista que profesa, sin conciencia de ello, una apasionada forma de vida que encuentra gran parte de sus soluciones en algo llamado: metafísica cuántica motivacional. Pero no ahondaré al respecto.

Quienes se preguntan qué anduve haciendo todo este tiempo fuera de este sitio, pues les digo que el descontento, la insatisfacción, la decepción y  todo cuanto se pueda añadir invadieron mi estado de ánimo que preferí con toda la metafísica cuántica motivacional  hacerle frente al Tsunami de pequeñeces que sembraron mi apatía hacia lo que actualmente hago (no me refiero al blogueo). Creo en la comunicación para el cambio. Lo he dicho antes. Lo repito. Pero…

Cuánta razón tiene Casona en su obra de teatro intitulada “Los árboles mueren de pie”. Si sigo como estoy, eso se convertirá en mi inexorable destino. Cuando el recurso económico no es bueno, siquiera espero que la amistad, la camaradería, la complicidad y los ánimos de echarle ganas a “lo que amamos” compensen esta ausencia. Pero todo esto no es más que una justicia y equivalencia ilusoria. Embaucado. Hasta el queque. Ni lo uno ni lo otro. Nunca me habían maltratado tanto. Quizá porque nunca había trabajado. Aunque esto sólo lo comparo con el bullin recibido en primaria, ese no es el caso… No me permito contarles mucho; pero no me quedaré callado.

¿Adultismo? Sí. Presente. En todo momento. ¿Maltrato? Sí. Su manera de pedirme las cosas, un horario exigido a base de horas que pretenden desquitar una ayuda que, de ayuda, quizá tenga muy poco… ¿Llegás tarde? ¿Vivís en facebook? Sí ¿y usted dónde vive? No grite, por favor que no soy sordo…